TRAS EL PINCEL
BREVE BIOGRAFÍA.

Nació en 1944 en Buenos Aires, Argentina.
En 1952 comienza a dibujar y a pintar en el taller de Lidia Barrese, en el cual permanece durante seis años.
Más tarde frecuenta diversos talleres hasta que, en 1968, conoce a José Manuel Moraña, de quién recibe guía 
y crítica durante tres años. 
A lo largo de estos años también se beneficia de las 
enseñanzas de Alberto Heredia.
Desde 1985 hasta 1992, por razones personales, se 
mantiene alejado del mundo del arte.
En la actualidad reside en Madrid, España.
El artista cuenta con doble nacionalidad argentina-española.

 

 

MI PENSAMIENTO

Lo más profundo de mi ser se manifiesta cuando pinto. Cuando lo hago, me entrego al lienzo totalmente. Todo aquello fuera del lienzo, se pierde, incluso el tiempo. Pintando, cruzo los límites del yo, y me siento conectado con el pulso Universal. Mi técnica me permite traducir este sentimiento: comienzo con el lienzo mojado en el suelo sobre el que establezco manchas de pintura. Los diseños naturales que forma la pintura me sugieren el potencial de las formas que trabajo. Esta interpretación de la potencialidad de las manchas que decido perseguir es el resultado de todo lo que he hecho y visto, es la suma de mis experiencias.  En mis pinturas estas vivencias se expresan en multitud de maneras, en la violencia, tanto natural como humana, en la pasión, en el vértigo de torbellinos o cielos tormentosos, en figuras que desaparecen como en el olvido, en la sensualidad y en el amor.
Muevo mis lienzos de tal forma que la pintura se desplaza; no hay pincelada, aparecen texturas que recuerdan el reticulado de una pantalla de cine.
Uso el color para expresar emociones más que por su cualidad estética. La utilización del poder del color para producir una imagen placentera, sin considerar los sentimientos que estos producen, no me parece ético. Mi interés principal es la luz, trabajo con ella para destacar las imágenes que elijo.
En mi trabajo y en mi vida, me siento completamente parte del tiempo en el que vivimos y estoy profundamente comprometido con la época que me ha creado y conmigo mismo.
 
Mario Zutel, 
Madrid, año 2000.